Gary McKinnon

He dudado mucho si clasificar la historia de McKinnon cómo hacker (no creo que sus acciones merezcan la categoría de “investigador”), pero sin duda, es un caso que podemos clasificar de histórico y relevante por todas las repercusiones legales y políticas que surgieron a raíz del incidente. Y es que el caso de McKinnon tiene, al menos, cierto interés desde el punto de vista del Derecho Internacional.

Comencemos a analizar la biografía del Sr. McKinnon y las consecuencias de sus acciones.

Gary McKinnon, nacido en Glasgow en 1966, tuvo una vida de lo más normal hasta que dejó la escuela en 1983 para trabajar como peluquero. Pocos años antes, habían comenzado a aparecer en el mercado los primeros ordenadores personales (los PET de Commodore, por ejemplo), McKinnon comenzó a estudiar informática de forma autodidacta. Algún tiempo después, gracias a los ahorros de su trabajo, McKinnon hizo varios cursos que le permitieron obtener el título de Administrador de Sistemas.

Sin embargo, había algo que atraía la atención mucho más que la informática: los Ovnis].
Estaba convencido de que mucha información sobre esta materia se encontraba restringida al público. Según sus propias palabras, su meta era:

“Buscar evidencias de la existencia de Ovnis y probar que el gobierno estadounidense posee tecnología antigravitatoria. Esta tecnología permanece oculta ya que al gobierno norteamericano no les interesa que se pueda producir energía libremente.”

En el año 2001 se dieron las circunstancias propicias para los acontecimientos posteriores:
McKinnon se encontraba en paro desde hacía algún tiempo tras renunciar a su trabajo en Corporate Business Technology por resultarle aburrido, y Windows 2000 era el sistema de moda.
Y no nos engañemos, Windows 2000 era, y es, un gran sistema, muy bien implementado (al Cesar lo que es del Cesar), pero como cualquier desarrollo tenía sus bugs.

Concretamente, había uno bastante curioso y fácil de solucionar que dio bastantes quebraderos de cabeza a los administradores de sistemas algo… indolentes. Al instalar el sistema operativo, muchas veces se dejaba el password de Administrador en blanco por pura comodidad. Posteriormente se cambiaba y fin del problema.

El “error” venía cuando alguien configuraba el equipo dentro de un Dominio: el usuario Administrador usado en la instalación permanecía en el sistema con su contraseña en blanco, y por tanto había que eliminar la cuenta o al menos cambiar la contraseña. Por desconocimiento, despiste, o pura y simple pereza, muchos sistemas no habían recibido esa corrección por parte de los administradores.

Así que McKinnon, convencido de esa conspiración para ocultar información OVNI, y conociendo el fallo, desarrolló un simple script en Perl que intentaba conectarse a otros ordenadores usando la cuenta de Administrador y el password en blanco.

Anteriormente, ya había realizado otros ataques contra sistemas, y era conocido con el alias de “Solo”. Pero hizo algo extremadamente estúpido que sería su perdición: decidió que su objetivo serían los sistemas de la NASA, el Ejército, la Marina, el Departamento de Defensa y la Fuerza Aérea estadounidense… y lo haría desde su propia casa en el Londinense distrito de Wood Green (si hubiese llamado por teléfono para avisar, habría sido igual de fácil capturarle).

Lanzó el script, y poco a poco la lista de blancos vulnerables se fue ampliando. Con esto, y otras habilidades, consiguió penetrar en el mismísimo corazón del Pentágono. Esto no habría pasado a mayores si en lugar de limitarse a curiosear por los sistemas, algo ilegal pero que en caso de ser detectado no es tan grave, no se hubiera dedicado a robar contraseñas para acceder a otros sistemas, eliminar 1.300 cuentas de usuario y dejar la red informática de Defensa fuera de servicio durante una semana.

“Solo” fue detenido por la National Hi-Tech Crime Unit en Mayo de 2002 en su propio domicilio. Parecía no preocuparle mucho, ya que la pena establecida en el Reino Unido era de un máximo de cuatro años de prisión, y probablemente saldría antes por buen comportamiento en régimen de libertad condicional y el pago de una multa.

Sin embargo, EEUU decidió presentar cargos contra él por daños valorados en más de 1.220.000 dólares. Apoyándose en los acuerdos con el Reino Unido y la Patriot Act, se pidió la extradición de McKinnon para ser juzgado por delitos de terrorismo. En caso de prosperar, podría ser condenado a una pena de 70 años de cárcel (10 años por cada uno de los 7 delitos de los que se le acusaba), y pasaría el resto de su vida en prisión.

El proceso de extradición comenzó en 2003, basándose en la Extradiction Act de ese mismo año, según la cual EEUU no tiene que presentar pruebas de los delitos ante los tribunales del Reino Unido. Hasta el 2005 McKinnon permaneció en libertad, con prohibición de acceder a Internet.

El 16 de Junio de 2008, viendo que estaba a punto de ser deportado, se presentó un alegato ante la Cámara de los Lores argumentando que la oferta del Fiscal estadounidense reduciendo la petición de 70 años sin posibilidad de repatriación a menos de 4, siempre que aceptase pagar una indemnización por los daños causados, no estaba contemplada en la legislación británica. La Cámara de los Lores rechazó este argumento.

 

Tras este revés, McKinnon apeló a la European Court of Human Rights, la cual decidió en Enero de 2009 revisar el caso, que perdió en Julio del mismo año. Posteriormente se inició una tercera apelación basándose en causas médicas. McKinnon sufre de Síndrome de Asperger, y basa su defensa en que la extradición le supondría un stress adicional que agravaría su estado al alejarle de su entorno, familia y cuidados médicos necesarios.

El 20 de Julio de 2010 Tom Bradby, periodista de la ITN, informó que durante una conferencia de prensa el Presidente Barack Obama  y el Primer Ministro David Cameron habían estado discutiendo el caso y se estaban trabajando en “una solución adecuada”

A fecha de hoy, la extradición sigue sin ejecutarse.